miércoles, 8 de junio de 2011

Quienes son los anti aborto

Fuera de inflar las cifras de los clandestinos, y de dramatizar sus circunstancias, en la discusión sobre el aborto en Colombia se da por hecho que se trata de una lucha de ellas, que buscan emanciparse, contra ellos, que aún se benefician del patriarcado. No es fácil entender qué es lo que se logra con las puyas gratuitas contra quienes se deberían ganar como aliados. La confusa garrotera viene además adornada con la arandela de que ellas estarían todas, desde siempre, alineadas promoviendo la interrupción voluntaria del embarazo. En las manifestaciones a favor de la legalización del aborto se ha sugerido que la animadversión de los hombres no tiene arreglo. Es algo ineludible, puesto que no quedamos embarazados.



Ante tales desaciertos, puede ser útil recurrir a la información disponible, en este caso al capítulo colombiano de la Encuesta Mundial de Valores, donde, entre muchas otras opiniones, se indaga sobre la posición frente al aborto. Las sorpresas son varias, y casi sobran los comentarios. La primera, bien gruesa, es que el 80% de las mujeres colombianas se declaran anti aborto (AA): no lo justifican nunca. La proporción de hombres AA es levemente inferior, del 74%. Hay más resultados curiosos. Juan Luis Londoño solía decir: "no se complique redactando, deje que casi siempre los datos cantan solos". Va entonces un corto recital, con anotaciones ligeras al margen.







El perfil por edades y por estrato socio económico de los AA no sorprende. Se confirma que en todos los casos, ellas lo son más que ellos. Ni siquiera entre las mujeres jóvenes -menos de treinta años- de estratos altos -cinco y seis- las AA dejan de ser mayoría. Siguen siendo casi dos de cada tres. Sólo entre los hombres de esas características -jóvenes, ricos, estudiados y viajados- se llega al 50% de AA.







La soltería es el territorio menos colonizado por los AA, que aún allí siguen liderando. En el bando femenino, el AA no discrimina por estado civil. Casadas, viudas o separadas muestran una opinión similar, y negativa, frente el aborto. La excepción es la unión libre, que reduce un poco su incidencia. Para los hombres, el estatus de separado es el que más contribuye a restarle participación a los AA. En esta categoría, además, es donde se hace más marcada la diferencia por géneros, 15 puntos.






Como se podía esperar, la posición en contra del aborto tiene mucho que ver con las creencias religiosas. La relación es más clara con la asistencia regular a los oficios que con la importancia que se le asigna a la religión. El grupo de quienes nunca van a una iglesia o templo es uno de los pocos en el que las mujeres son menos anti aborto que los hombres. Aún allí, las AA siguen siendo mayoría.






Las mayores sorpresas, como es usual en Colombia, llegan por el lado de la política. No es mucho lo que se pueda decir salvo que a la lucha por la legalización habría que restarle dramatismo, depurarla de la piedra gratuita contra el género masculino -que no trae ningún dividendo- y ponerle un polo a tierra para diseñar estrategias más eficaces que gritar con desespero.